sábado, 29 de enero de 2011

DON JUAN TENORIO

  ¡Cual gritan esos malditos!
¡Pero mal rayo me parta
si, en concluyendo la carta,
 no pagan caro sus gritos!
 ........
En Roma, a mi apuesta fiel,
fijé entre hostil y amatorio,
en mi puerta este cartel:
Aquí está Don Juan Tenorio
para el que quiera algo de él.
.........

Aquí está Don Juan Tenorio
y no hay hombre para él.
Desde la princesa altiva
a la que pesca en ruin barca,
no hay hembra a quién no suscriba,
y cualquier empresa abarca
si en oro o valor estriba.
Búsquenle los reñidores;
cérquenle los jugadores;
quien se precie que le ataje,
a ver si hay quién le aventeje
en juego, en lid o en amores.

Por doquiera que fui,
la razón atropellé,
la virtud escarnecí,
a la justicia burlé
y a las mujeres vendí.
Yo a las cabañas bajé,
yo a los palacios subí,
yo los claustros escalé
y en todas partes dejé
memoria amarga de mí.

A quién quise provoqué,
con quien quiso me batí,
y nunca consideré
que puso matarme a mí
aquel a quién yo maté.
.......
Inés, alma de mi alma.
perpetuo imán de mi vida,
perla sin concha escondida
entre las algas del mar;
garza que nunca del nido
tender osastes el vuelo
al diáfano azul del cielo
para aprender a cruzar;
si es que a través de esos muros
el muro apenas miras,
y por el mundo suspiras,
de libertad con afán,
acuérdate que al pie mismo
de esos muros que te guardan,
para salvarte te aguardan
los brazos de tu don Juan.
Acuérdate de quien llora
al pie de tu celosía,
y allí le sorprende el día
y le halla la noche allí;
acuérdate de quien vive
sólo por tí, ¡vida mía!,
y que a tus pies volaría
si me llamaras a ti.

Adiós, ¡oh luz de mis ojos!;
adiós, Inés de mi alma;
medita, por Dios en calma
las palabras que aquí van;
y si odias esa clausura
que ser tu sepulcro debe,
manda, que a todo se atreve,
por tu hermosura, don Juan.
.......
Y venza el infierno, pues.
Ulloa, pues mi alma así
vuelves a hundir en el vicio,
cuando Dios me llame a jucio,
tú responderás por mí.

Llamé al cielo, y no me oyó;
y pues sus puertas se me cierra,
de mis pasos en la tierra
responda el cielo, no yo.
........
Mi buen padre empleó en esto
entera la hacienda mía;
hizo bien; yo al otro día
la hubiera a una carta puesto.
No os podreis quejar de mí,
vosotros a quién maté;
si buena vida os quité,
buena sepultura os dí.
.......
Pero Don Juan no se arredra:
¡alzaos, fantasmas vanos,
y os volveré con mis manos
a vuestros lechos de piedra!
No, no me causan pavor
vuestros semblantes esquivos;
jamás, ni muertos ni vivos,
humillareis mi valor.
Yo soy vuestro matador,
como al mundo es bien notorio;
si en vuestro alcázar mortuorio
me aprestais venganza fiera,
 daos prisa, que aquí os espera
otra vez Don Juan Tenorio.
....
Yo a nada tengo pavor:
tú eres el más ofendido;
más, si quieres, te convido
a cenar, Comendador.
......
¡Aparta, piedra fingida!
Suelta, suéltame la mano,
que aún queda el ultimo grano
en el reló de mi vida.
Suéltala, que si es verdad
que un punto de contrición
da a un alma la salvación
de toda una eternidad,
yo, Santo Dios, creo en Tí;
si es mi maldad inaudita,
tu piedad es infinita...
¡Señor ten piedad de mí!
.....
Y sólo en la vida más pura
los justos comprenderán
que el amor salvó a Don Juan
al pie de la sepultura.
.........
Pues me abre el purgatorio
un punto de penitencia,
es el Dios de la clemencia
el Dios de Don Juan Tenorio.

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